Mary Joyce es una experta en el activismo digital aunque tan sólo tenga 30 años.
Después de estudiar en Harvard se convirtió en la directora de operaciones en nuevos medios de la campaña del presidente de los Estados Unidos, Barack Obama.
Al poco fue consultora en temas de activismo digital trabajando para la Fundación Bill i Melinda Gates y para el Berkham Center of Internet &Society. Y ha vivido en cuatro continentes, en países como Marruecos, Ghana, India o Chile.
Para rematar su excelente currículum es la fundadora de varias organizaciones, entre ellas Demologue, DigiActive.org y The Meta-Activism Project, desde las cuales ha ido puliendo sus discursos, acciones y campañas de activismo digital. También es autora del libro: “Digital Activism Decoded“.
Por cierto… ¿les había dicho ya que sólo tiene 30 años?
La entrevisté cuando participó en el BDigital Global Congress de Barcelona, el pasado 4 de junio. Pero… no vino a hablar de activismo digital sino de la ¡’Internet de la compasión’! Y… el auditorio, repleto de ejecutivos, emprendedores y analistas de datos en redes sociales se la escucharon atentamente.
Les dejo ya con la entrevista…
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Lleva años moviendo a las masas con diferentes objetivos sociales a través de Internet. ¿Qué entiende usted por ‘activismo digital’?
Podríamos decir que es el uso de la tecnologías digitales para conseguir cambios sociales y políticos. La mayoría de las veces se consigue a través de campañas, con estrategias y acciones tácticas determinadas. Pero también procede de otros movimientos como el periodismo ciudadano que puede provocar que se hable de un tema controvertido socialmente en una escuela o una asociación ciudadana. No todo es salir a la calle a gritar los cambios que quieres.
¿En qué consiste la ‘Internet de la Compasión’ que usted promueve?
Quiero hacer pensar sobre cómo las redes sociales nos pueden hacer más compasivos.
¿Me lo explica un poco más?
La ‘Internet de la Compasión’ nos ha de llevar hacia una sociedad menos competitiva y más colaborativa. Los argumentos serían que tenemos grandes dosis de empatía porque exponemos nuestros pensamientos y sentimientos a otra gente, a nivel global, como nunca antes hemos hecho en la historia de la humanidad. ¿Por qué hacemos esto? ¿Simplemente para conocer a más gente y poder escoger entre la que nos gusta y la que no? ¿O por otros motivos?
Usted también habla de la ‘abundancia digital’. ¿A qué se refiere?
La cultura digital es abundante desde que estamos en Internet. Lo tenemos todo, en formato digital: libros, vídeos, textos, fotografías…. Por tanto, la competitividad que se basa en el miedo a quedarte sin nada, ya no tiene sentido. Es cierto que todavía no tenemos hay agua potable para todo el mundo, pero tenemos conocimiento de sobras para compartirlo y solucionar esta situación.
Parte de lo que dice, se menciona en el nuevo libro de Dolors Reig, ‘Socionomia’. Ella habla de la empatía, del potencial de Internet para provocar cambios sociales, etc.
¡Ohh, qué casualidad! Eso está muy bien…
¿En qué parte del mundo se potencia más el activismo digital?
Mmm… En Estados Unidos es donde hay más tácticas de activismo digital. Movilizaciones por correo-e, búsqueda de fondos para proyectos sin fines de lucro, etc. Pero tiene su lógica porque la mayoría de herramientas utilizadas surgieron allá y también por las libertades que tenemos respecto a otros países. Pero, más cantidad de activismo digital no quiere decir mayor profundidad y efecto. Por otro lado, países como Egipto o Túnez, con una población menos entrenada para hacer campañas, han logrado movilizar a millones de personas y han tenido un tremendo impacto.
¿Están relacionados estos resultados con la situación económica de un país?
Se podría decir que en parte. A más apertura política y libertades, más gente con herramientas digitales para el activismo, pero también más competencia y, derivado de ello, menos efecto en cada campaña. En cambio, en aquellos países donde toda la población va a una para conseguir el mismo objetivo, aunque no sean muchos, como ha ocurrido en la Primavera Árabe o está pasando ahora en España con el movimiento 15-M, el resultado es mayor.
¿Qué opina de la controvertida campaña ‘Kony 2012‘ denunciando la esclavitud que sufren miles de niños de Uganda en manos del líder del grupo guerrillero paramilitar Ejército de Resistencia del Señor?
El caso de Kony es complicado. Es positivo y negativo. La parte positiva es… esta compasión global de la que hablaba antes. El hecho que un adolescente de Estados Unidos, en pocos minutos, entienda la desgracia de muchos niños y jóvenes de Uganda, esclavizados por Koni, es positivo. No necesitas humor, ni un personaje famoso para explicarlo, sólo mostrar que en alguna parte del mundo hay ese sufrimiento.
Los resultados son espectaculares: el vídeo a YouTube se ha visto en 204 países y ha tenido más de 100 millones de visitas en apenas unos meses…
Sí, si, espectacular…
Pero la campaña también ha recibido muchas críticas…
Exacto. Este es otro aspecto a tener en cuenta. ¿Cómo ha sido concebida y con qué objetivo? ¿De qué manera se ha presentado a la gente de Uganda y cómo la han recibido los norteamericanos? El problema de esta campaña era esa mentalidad postcolonialista que destilaba y que todavía se exhibe en algunas acciones norteamericanas.
¿Ha conseguido su objetivo la campaña?
El objetivo era capturar a Kony y todavía no lo han capturado, ni juzgado. Así es que se podría decir que la campaña falló. Pero se puede tener éxito de muchas otras formas y a largo plazo. ¿Pueden mejorar los derechos humanos en África gracias a este vídeo? ¿De qué manera puede influir la campaña en las conciencias de las personas, de todas partes del mundo, que lo han visto? ¿Y qué puede derivarse de ello d’aquí a un tiempo? No se sabe, pero quizás surja alguna cosa.
Se ha dicho que sin las redes sociales La Primavera Árabe no hubiera tenido una dimensión tan grande. ¿Qué opina?
No tiene ningún sentido separar el uso de las herramientas digitales de las manifestaciones exigiendo cambios sociales y políticos. Si no llegan a existir las redes sociales, ningún medio de estos países árabes, organización o grupo revolucionario hubiera logrado la expansión global y el eco que ha tenido la Primavera Árabe.
En el pasado, ya han ocurrido historias similares…
Sí, siempre en la historia de la humanidad nos hemos superado gracias a herramientas innovadoras para la época. Las redes sociales son como los tanques en la II Guerra Mundial o los aviones en la I GM. Es como la llegada de la imprenta y la oposición de la Iglesia Católica a que la gente tuviera acceso la cultura impresa. Poco a poco, se hizo con esa herramienta y también logró cambiar conciencias a través de los libros.
En España tenemos el movimiento 15-M, surgido el año pasado de las bases de la sociedad, para protestar por la actual crisis económica. ¿Ha seguido sus acciones? ¿Qué piensa de los ‘indignados’?
Creo que ha llegado el momento de preguntarse qué modelo de sociedad funciona de verdad. Porque en EE.UU tenemos el libre mercado capitalista y, en Europa el modelo social, pero ninguno de los dos ha funcionado. Lo más interesante en España es que se ha reconocido que muchas cosas están fallando y que se persigue un cambio. No tengo muy claro qué van a conseguir con sus protestas, pero al menos, se manififestan. Esto no está ocurriendo en EEUU.
¿Y el movimiento Occuppy Wall Street?
Occupy es similar a Los Indignados pero creo que allá la gente no tiene tanta ‘simpatía’ o ‘empatía’ con el movimiento. Aquí no ocurre eso, ¿verdad? Aquí la gente apoya las acciones de los manifestantes, ¿no?
Bueno, en la última manifestación salieron a la calle millones de personas en todas partes de España
A eso me refiero. Allá, Occupy es todavía muy marginal porque la situación económica en EE.UU no es tan grave como en España. Otro factor es convencer al que lo tiene todo que se ponga del lado del que lo ha perdido todo para cambiar la situación. Esto puede funcionar en España porque hay mucha gente en paro pero en EE.UU, Occupy está un poco alienado.
¿Y hasta dónde cree que pueden llegar movimientos como el de Los Indignados?
No tengo muy claro qué se puede conseguir ni si serán muy efectivas sus acciones. Pero es muy interesante que se esté intentando un cambio de modelo de funcionamiento.
Usted ha fundado diferentes proyectos de activismo digital desde hace más de diez años. Demologue, DigiActive.org y The Meta-Activism Project son un ejemplo. ¿Qué conclusiones extrae de tanta experiencia?
Mmm… es una buena pregunta pero difícil porque después de años y años de trabajo… Creo que la conclusión principal es que el activismo digital tiene otra dimensión de la que tenía en un principio. Ahora es efectivo y está totalmente relacionado con las dinámicas del poder global. Hubo un tiempo en que la gente decía que era… lo que en inglés conocemos con el término ‘slacktivismo’. ‘Slack’ quiere decir hacer el gandul, gandulear. Pero ahora sabemos y podemos decir que ciertos gobiernos están censurando y que controlan a la población en sus movimientos digitales. Y eso realmente ayuda cuando se organizan campañas con las herramientas digitales. Pero… todavía está por ver si todo lo que se hace es efectivo. Como te decía, en EE.UU hay mucho activismo pero no todo es realmente eficaz. En Egipto ha servido para denunciar y cambiar de gobierno, pero ¿hacia adónde va el país ahora? Todavía quedan muchas preguntas en el aire..
¿Como por ejemplo?
¿Se puede parar esta transformación social derivada del uso de las herramientas digitales? o ¿Los ciudadanos tendrán más poder en unos años? ¿Encontraremos un modelo de sociedad que nos funcione? etc…
Muchos gobiernos están poniendo a disposición de los ciudadanos los datos públicos. ¿Qué cree que se puede conseguir con esta información en manos de todos?
Yo escribí sobre esto en mi blog. Creo que lo titulé ‘The Data driven Democracy‘. Y, en resumen, vengo a explicar que el hecho de que estos datos sean públicos nos permite, como ciudadanos, intervenir en cuestiones de política; saber qué ha provocado que aumenten las tasas de graduación en las escuelas urbanas pobres; o qué políticas han hecho disminuir las tasas del embarazo adolescente; también qué estrategias se han utilizado para reducir los costos de atención de la salud y mantener o aumentar el bienestar, si se ha reducido o no el crimen en un barrio, etc. Si cientos de miles de personas consiguen analizar todos los datos públicos, podemos encontrar soluciones a problemas sociales. Y eso era imposible hace tan sólo unos años. Esto es lo más exitante…
Pero….
Pero… los datos están en formatos poco comprensibles, las herramientas para visualizarlos todavía no son muy sencillas. Aún así el el ‘crowdsourcing’ ha demostrado ser muy útil en numerosos casos y auguro un gran futuro en estes sentido.
¿Cree que con el activismo digital cambiaremos el mundo?
(Risas) Síi, por supuesto… ¿qué te voy a decir como activista digital?
Me esperaba su respuesta, pero… ¿hacia adónde será este cambio?
Creo que hacia el empoderamiento de los ciudadanos. La pregunta es: ¿estos ciudadanos se ayudarán unos a otros y lucharán por los derechos humanos? Tienes a Los Indignados y La Primavera Árabe y tantas campañas norteamericanas que demuestran que será así. O… ¿este poder lo utilizarán para todo lo contrario: ciberterrorismo y cibercrimen? Los dos futuros requieren del empoderamiento de los ciudadanos. No sabemos qué pasará pero… yo quiero ser positiva porque si no me deprimiría. Y no me apetece nada.
Las protestas digitales han alcanzado tales dimensiones en los últimos años que gobiernos en todo el mundo han tratado de alguna manera, con mayor o menor discreción de terminar o al menos debilitar los esfuerzos de los ciberactivistas, sin que hayan logrado mucho al respecto, y la razón de tal falla se originó en la década de los 60´s con el proyecto ARPANET (Advanced Research Projects Agency Network), que tiempo después daría origen al Internet.
[…] necessitem… a. Empatía cap els lectors, les audiències. Recentment, he entrevistat a Mary Joyce, activista digital, directora de comunicació de la campanya de Barack Obama, de nombrosos projectes d’activisme, ha […]