Estamos una vez más Luis Ángel Fernández Hermana (LAFH) y Karma Peiró con un nuevo podcast sobre periodismo y comunicación digital.
Ya llevamos varios Ladridos al Amo dedicados al análisis y comentario de lo que ocurre en las redes sociales. En esta ocasión, destacamos uno de los últimos informes del Pew Internet & American Life Project, una organización que se dedica a la investigación de Internet en Estados Unidos. Recientemente ha publicado un informe donde revelaba nuevas tendencias en el uso de las redes sociales.
El 67% de la población adulta online de Estados Unidos son usuarios de Facebook. De éstos, el 61% reconoce que se va a tomar un descanso voluntario (‘a voluntary break’) de un período de varias semanas en el uso de esta plataforma. El 20% de los adultos online que no han usado recientemente Facebook, tampoco lo van a utilizar. Por último, un 8% de adultos online no están en esta red pero podrían estar interesados.
Aquí un sociólogo podría sacar muchas conclusiones al respecto, sobre todo cuando se esgrimen los motivos por los cuales se están pensando tomar este ‘descanso voluntario’. Entre que no encuentran contenido que les interese hasta los que opina que hay exceso de drama y chismorreo de familiares y amigos.
“¿Usuaríamos el mismo concepto para comentar que el 67% de la gente que utiliza el móvil se va a tomar un descanso?”, pregunta LAFH. “Probablemente lo miraríamos desde otra perspectiva y analizaríamos qué está ocurriendo”.
“Sería interesante saber la cantidad de personas que no regresan a Facebook, cuantos perfiles inactivos tiene la compañía”, continúa. “Es un dato secreto aunque se especula que tan sólo el 10% de sus usuarios son activos. El resto no existen”.
De aquí saltamos a la visión distorsianada que dan los medios sobre lo que ocurre en Internet, siempre orientada a las noticias de determinadas empresas del Silicon Valley. Según LAFH los ciudadanos “deberíamos tener más inteligencia y experiencia para analizar lo que ocurre en la Red”.
Y terminamos hablando del futuro: “Si alguien te dice que en su casa sólo había un teléfono y no se podía utilizar mucho tiempo porque la factura era muy cara ya sabes de qué época era. Dentro de nada, tus hijos explicarán a los jóvenes de la época que una vez estuvieron en Facebook. Y ellos preguntarán: ¿Qué era Facebook?”.
Después de mucho tiempo, regresamos Luis Ángel Fernández Hermana y una servidora, para mantener una charla informal sobre periodismo y comunicación digital.
Justo después de un desayuno privado con Evgeni Morozov en la embajada de los Estados Unidos de Barcelona, nos animamos a grabar un nuevo podcast Ladridos al Amo.
Morozov es un activista y experto tecnológico con un amplio recorrido en los movimientos sociales a través de Internet. A su paso por Barcelona, invitado por el CCCB, nos alerta del uso que podemos hacer de las tecnologías inteligentes que muy pronto nos van a invadir y van a hacer más cómodas nuestras vidas. ‘Crece la vigilancia, ya está aquí The Big Brother’.
En este podcast, comentamos sus palabras en el desayuno privado así como las de otro experto tecnológico, el holandés Geert Lovink, director del Institute of Network Cultures y autor de numerosos libros sobre los comportamientos de los ciudadanos en los servicios o plataformas que han ido apareciendo en la Red desde su creación. Lovink también fue invitado por el CCCB durante el mes de noviembre. En su conferencia dio alternativas a las redes sociales masivas como Facebook y Twitter y explicó el funcionamiento de muchas otras redes alternativas que están impulsando movimientos activistas.
De las palabras de estos dos expertos nos quedan varias preguntas:
¿Es posible estar fuera del sistema virtual?
¿Se puede ir a contracorriente y no estar en ninguna de las principales redes donde están las masas? ¿Quedarnos fuera de las noticias de ‘la Primavera Árabe de Facebook’?
¿Se están creando redes de conocimiento o simplemente somos marionetas al servicio de las grandes compañías del Silicon Valley?
En vísperas del año 2000, el mundo tembló. No por un terremoto o un tsunami, sino por algo mucho más incierto y predecible a la vez. El sistema informático mundial tenía un gran ‘bug’ o fallo. ¿Los ordenadores del planeta serían capaces de diferenciar entre los ceros del año 2000 y los del 1900? El error amenazaba con paralizar instantáneamente aeropuertos, hospitales, estaciones de transporte, bancos, escuelas, el tráfico… ¡La ‘aldea global’ entera se iba a detener! Los últimos días del milenio, el pánico fue aumentando. Y el mundo entero contuvo la respiración en los postreros minutos del 31 de diciembre de 1999. Por suerte, el final fue feliz: los ordenadores– que hubieran podido inmovilizar el planeta– se comportaron.
Aquello ocurrió hace doce años. ¿Se imaginan lo que controlan hoy en día las máquinas? No sólo el funcionamiento del planeta sino también las vidas desgranadas de millones de personas que quedan impresas en la ‘nube’ de Internet. ¿Y quién dirige los ordenadores que recopilan los datos que ‘flotan’ en el ciberespacio? Las grandes corporaciones de Silicon Valley, propietarias de las principales redes sociales que nos cautivan a diario, como si un sortilegio hipnotizador nos hubiera cogido desprevenidos. Facebook, Twitter, Amazon, Google, LinkedIn… Hoy día, ¿quién se atreve a decir que escapa del embrujo de estas marcas digitales?
Pagamos con el teléfono móvil, pedimos que nos traigan una pizza a casa, compramos vuelos, libros, ropa o gadgets tecnológicos, anotamos nuestros destinos vacacionales, registramos nuestros datos médicos, confiamos los números de nuestras targetas de crédito y… hasta declaramos nuestros sentimientos más íntimos a la red social creyendo que nos guardará el secreto.
Ahora usted, lector, si se atreve, responda ante millones de personas: “¿Cuál es el nombre de sus hijos? ¿Cuánto le costó la casa que acaba de comprar? ¿Cuánto dinero tiene en la cuenta corriente? ¿Cuánto se gastó en ropa el mes pasado? ¿Cuál es su número de tarjeta de crédito?”
Toda cara amable tiene su lado oscuro y las compañías del Silicon Valley están construyendo, con la mejor de sus sonrisas, un proyecto de esclavitud comercial. ¿Somos parte del ‘mundo feliz’ de Aldous Huxley cuando respondemos inocentes a las propuestas de Facebook? ¿Estamos preparados para escapar de esta realidad?
Basta echar un vistazo a este hipotético vídeo, titulado: “Mind Reader” para tirarnos las manos a la cara y aterrorizarnos un poco de nuestra insconciencia en la Red. “Tu vida entera está en Internet. Ésta puede venirse en tu contra. Permanece alerta”, reza el eslogan de la campaña ‘Safe Internet banking’ promovida por una agrupación financiera belga que pretende concienciar para que se realicen transacciones bancarias online seguras.
‘Big brother data’
Una posible salvación para no caer en el ‘mundo feliz’ de Huxley podría ser potenciar el espíritu crítico. Si lo conseguimos, a base de difundir ideas y conocimiento, ¿nos libraríamos de una sociedad controlada?
El CCCB acaba de cerrar un ciclo de conferencias titulado: ‘Ciudadanía, Internet y Democracia’[1], donde se han barajado los tres conceptos del título, tan amplios como cercanos. El catedrático en comunicación James Curran, el comunicador holandés Geert Lovink, el profesor de Medios de la Universidad de Nueva York Nicholas Mirzoeff, la activista Leila Nachawati, el fotoperiodista Samuel Aranda y el teórico tecnológico Evgeny Morozov han juzgado y criticado abiertamente el momento actual.
El resultado ha sido un interesante abanico de reflexiones sobre lo poco conscientes que somos de la vida que habitamos en Internet; lo ilusos que nos mostramos ante el monopolio tecnológico que nos controla; lo ingenuos que parecemos al encomendar las recientes revoluciones sociales a las redes sociales; y cuán imprudentes somos al no manifestar interés por el funcionamiento de los algoritmosque capturan nuestros datos personales en el ciberespacio.
“Es muy curioso lo que está ocurriendo en las democracias liberales” argumenta airadoel bielorruso Morozov. “Si queremos saber qué fuerza tienen nuestras protestas sociales, primero hemos de entender cómo funcionan estos intermediarios digitales del Silicon Valley. Con sus tecnologías inteligentes y sus algoritmos secretos, rastrean y definen nuestra vida digital. Es lo que llamo el ‘solucionismo’ o la ilusión de que nos solucionan todos nuestros problemas”.
Curran nos pide que dejemos de impresionarnos por la tecnología y que nos centremos más en los contenidos digitales. “Los grandes grupos mediáticos controlan la Red a través de webs de noticias que se sitúan en el top 10 de las páginas más consultadas del mundo“.
Pero el director del Institute of Network Cultures, Geert Lovink, va más allá en su ataque. “No podemos permitir que estas compañías estrechen la Web. Es importante potenciar las herramientas abiertas y otras redes alternativas a Facebook y Twitter”. Este activista holandés critica efusivamente la vulneración del derecho a la privacidad en las redes sociales y la tendencia de promocionar ‘el enlace débil’ de la Red o las relaciones personales algorítmicas.
“Internet es un espacio de acción política que nos conecta con lo que hacemos en el espacio real”, opina Mirzoeff, el profesor de Medios, Cultura y Comunicación de la Universidad de Nueva York. “No es cierto que sea una utopía pero su definición final dependerá del uso que le demos”.
Un uso que ha servido para que se conozca la Primavera Árabe y se engrandezca el potencial de Facebook y Twitter por su fase comunicadora. La activista sirio hispana LeilaNachawati explica que los “ciudadanos ahora utilizan mejor estas herramientas para organizarse” pero también alerta del control, la represión y seguimiento que hacen los gobiernos desde los mismos espacios. “Internet no ha de substituir a otras acciones sociales”, añade el ganador del World Press Photo 2011, Samuel Aranda.
Si en el artículo que abría este ciclo de conferencias del CCCB, “#Who controls the power”, el sociólogo y filósofo Zigmunt Bauman nos prevenía de esta modernidad líquida en la que estamos viviendo donde nadie sabe quién controla el poder; ahora sería acertado cerrar el ciclo con el urbanista y filósofo Paul Virilio a modo de respuesta:
“Hoy en día con la instataneidad, la ubicuidad y la inmediatez llegamos al límite de nuestro propio poder. Si el tiempo es dinero, la velocidad es poder. Pero al hombre se le escapa por completo este poder porque lo ha delegado en las máquinas eficaces en aceleración, en contestadores automáticos, en ordenadores. A esta aceleración del tiempo real se le llama progreso, pero es una consecuencia fatal del progreso”.
Después de estas palabras, quizás sea el momento –como dijo Morozov– de “provocar una reflexión más profunda del impacto que está teniendo Internet en nuestras vidas”. O… acabaremos todos confiando en el ‘todopoderoso’ que habita en la ‘nube’ de Internet y rezando un ‘@Padrenuestro que estás en las redes’, aunque no seamos creyentes.
———————————————
(1) Ciclo del CCCB: ‘Ciudadanía, Internet y Democracia’, celebrado del 12 de noviembre al 4 diciembre de 2012.