Acabo uno de los últimos libros publicados por Alfaguara de Gay Talese, ‘Vida de un escritor’ y me quedo con ganas de seguir leyendo otras 608 páginas más.
El periodista Gay Talese nació en Ocean City, Nueva Jersey, pero siempre le marcó el origen italiano de sus padres y la sastrería que dirigían entre los dos.
Entre los clientes de su padre se encontraba el escritor Garet Garret que tenía una cercana relación con Adolph Ochs el propietario del The New York Times.
Entre las clientas de su madre, señoras de guantes blancos, mujeres de banqueros, jugadoras de bridge y chismosas.
“La tienda era una especie de ‘talk shaw’ en el que la conversación fluía gracias a la simpatía de mi madre y sus oportunas preguntas; y aunque yo era apenas más alto que los mostradores detrás de los cuales solía esconderme a escuchar, ahí empecé a aprender muchas de las cosas que me serían útiles años después, cuando comencé a entrevistar a gente para mis artículos y libros. Aprendí a no interrumpir nunca a la gente cuando tiene dificultades para hablar de lo que le pasa, porque durante esos momentos de duda e inseguridad la gente suele revelar muchas cosas. Sus pausas, sus evasivas, los súbitos cambios de tema eran seguros indicadores de aquello que los avergonzaba, los irritaba, de lo que consideraban demasiado privado o que sería imprudente revelar”.
Talese fue periodista en The New York Times entre 1956 y 1965. Ha escrito para revistas como Esquire, The New Yorker y Haper’s Magazines entre otras publicaciones estadounidenses. Además, es autor de once libros.
‘Vida de un escritor‘ se disfruta porque en cada historia se sumerge en lo más profundo de los personajes como si tuviera que saberlo absolutamente todo de ellos: pasado, presente y, por descontado, futuro. Una y otra vez, retoma a los protagonistas de sus relatos y te avanza sus vidas, cuando ya creías que no te iba a explicar nada más de ellos.
Junto con Tom Wolfe, Truman Capote o Ryszard Kapuściński entre otros, Gay Talese es considerado uno de los pioneros del ‘Nuevo Periodismo’, aunque yo lo calificaría de buen periodismo, simplemente.
Esta corriente periodística se inició en los años 60 del siglo pasado y el libro Operación Masacre de Rodolfo Walsh es considerado el primer ejemplo. Le seguiría Capote con A sangre fría, novela de no ficción donde combinó a la perfección elementos literarios con otros propios de la investigación periodística.
Y eso es lo que hace Talese. Nos podemos reír de cómo un periodista informa hoy comparado con los seis meses que se pasó él en Selma (Alabama) para escribir un artículo para el The New York Times sobre el ‘Domingo sangriento‘, donde unas 600 personas negras se manifestaron pacíficamente para reclamar derechos civiles y fueron recibidos por la policía con porras y gases lacrimógenos.
En este libro retrata a sus familiares calabreses en un viaje surrealista al sur de Italia; y perfila cada uno de los 11 restaurantes que prueban suerte en el edificio maldito situado en el número 206 Este de la calle 63 de Nueva York, cuyo primer propietario fue Frederick J. Schillinger, “un transportista de muebles nacido en Alemania que murió en la ‘city’ a los setenta y dos años”.
Hasta tal punto se obsesiona con conocer todos los detalles de una historia, por insignificantes que parezcan, que pide al dueño de uno de los restaurantes donde es asiduo, descubrir cómo se mueven los hilos del local desde la cocina, la despensa o los lugares reservados a los camareros. Y es así, como empieza a explicar la vicisitudes de las vidas de decenas de inmigrantes que conoce personalmente y que han ido a parar a Nueva York.
“Tengo una afinidad natural por la gente y los lugares que existen en las sombras y las calles secundarias de la ciudad y otros lugres que pasan desapercibidos, en los cuales hay historias sin contar que están esperando a que yo las descubra y las desarrolle. ¡Ah! ya sé que eso suena grandilocuente, pero teniendo en cuenta de dónde vengo: las remotas dunas del sur de Jersey”.
Dos ejemplos más del trabajo de Talese: detalla milimétricamente los pormenores del escandaloso caso Bobbit donde una mujer, de origen ecuatoriano, le corta el pene a su marido, un marine norteamericano, después de ser violada por él. Habla con todos los personajes relacionados con ella, Lorena, y con el hombre que ha perdido un miembro tan estimado, John.
Interesante también la historia (entre muchas otras) de la joven jugadora de futbol china Liu Ying que falló un tiro en la final del Mundial de fútbol de 1999, entre China y Estados Unidos, lo cual le costó el partido a su equipo. En ese momento, Talese empieza a preguntarse cómo se sentiría esa jugadora durante el largo viaje en avión hasta su país…
“¿Con cuánto entusiasmo recibirían a esta chica en particular en China, su tierra natal, donde es sabido que la mayoría de los padres no se sienten muy entusiasmados con el nacimiento de una niña? ¿Qué le diría su familia? ¿Qué le diría yo, si fuera mi hija? ¿Cuál sería la reacción de la gente que vivía en su vecindario y de los hombres que dirigían los organismos del régimen encargados de los deportes?”...
Y con la inquietud de todas estas preguntas rondándole, se embarca en un viaje de seis meses por China que le lleva a obtener esas y muchas más respuestas, después de entrevistar a la jugadora, a su madre, a sus familiares más directos, a sus compañeras de equipo, a su entrenador, a sus seguidores, etc.
He encontrado el vídeo de ese partido, justo en el final, en el momento de los penaltis.
“He pasado semanas enteras negociando entrevistas con personas reticentes que, cuando por fin hablaban conmigo, no revelaban nada informativo. He viajado cientos y miles de kilómetros siguiendo pistas que, al final, no me llevaban a ninguna parte. El ochenta por ciento de la información que consigo a través de la gente termina en el cubo de la basura. No obstante, no podría haber descuberto el veinte por ciento que me resulta útil si no me hubiese abierto camino a través del otro ochenta por ciento que, en el análisis final , resulta inservible”.- Gay Talese.
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- Título: Vida de un escritor
- Publicación: 13/06/2012
- Editorial: Alfaguara
- Género: Memorias
- Páginas: 608
- Traducción: Patricia Torres Londoño
M’han entrat moltes ganes de llegir-me’l. El buscaré!!!
Petonets,
M.
Yo también quedé con ganas de leer otras 608 páginas más. Su estilo es estupendo y el tuyo también. ¿De veras te llamas “Karma” o es un seudónimo?
Yo me llamo Alfa. Saludos desde Uruguay
¡Qué más da, Alfa! Encantada de que hayas llegado hasta aquí. Saludos desde Barcelona 😉
Alfa es nombre femenino. Me lo puso mi padre por haber sido la primera hija- ese es el significado de “alfa”- pero no siguió con el alfabeto, mis medio hermanas llevaron nombres recordatorios de familiares. Seguiré leyendo tu blog. 🙂