(Libro: La revolución de la riqueza. Comentario al cap. 3. “Olas de la riqueza”)
Estoy de acuerdo con cuando dicen que la realidad a largo plazo es que hemos ido mejorando como especie. A largo plazo… aquí está la cuestión. En este tercer capítulo, Alvin y Heidi Toffler se dedican a repasar la historia de la Humanidad y cómo hemos ido desarrollando capacidades para generar cada vez más riqueza.
La primera ola de riqueza fue cuando surgió hace 10 milenios la primera persona que se le ocurrió plantar una semilla. Eso era por una zona cercana a Turquía, en las montañas de Karakadag.
La segunda ola empezó a emerger a finales del siglo XVII, de la mano de un notable grupo de intelectuales europeos occidentales, filósofos, científicos, radicales, políticos y hombres de negocios, inspirándose en las ideas de Descartes, Newton y la Ilustración. De esta inspiración surgieron las fábricas, la urbanización y el laicismo, la producción en serie, la educación masiva, los medios de comunicación y la cultura de masas.
“Construidas sobre los principios de la estandarización, la especialización, la sincronización, la concentración, la centralización y la maximización de la escala, las economías industriales adoptaron diversas formas: desde el capitalismo angloestadounidense hasta el comunismo estalinista, desde la “Tercera Vía” sueca hasta la variante japonesa, jerárquica y muy burocratizada, pasando por la versión coreana de dicha variantes y muchas otras más. Todas ellas estuvieron entregadas a la producción en sus estapas iniciales y después al consumo”.
La ola de nuestro tiempo
Aquí entra en juego el conocimiento, palabra casi mágica que se repite constantemente en nuestros días para diferenciar un producto o servicio de calidad.
“Esta nueva ola es un desafío a todo lo conocido hasta la fecha porque ya no se necesita de la tierra, ni de la mano de obra ni tan siquiera el capital sino un “conocimiento cada vez más refinado”.
El momento actual es, según los Toffler, donde se va a reconocer y aceptar una gran diversidad de formatos, el de anular las jerarquías verticales y el de la creación de redes y otras estructuras alternativas.
“Y todo esto es el principio de una larga lista de cambios radicales”.
Van a triunfar las funciones intangibles como la financiación, el diseño, la planificación, la investigación, el marketing, la publicidad, la distribución, la gestión del conocimiento, el servicio y el reciclaje. Pero no todo el mundo alcanzará la tercera ola de riqueza a la vez. Durante un periodo largo (incluyendo este momento actual) van a converger se van a solapar las tres olas, incluso en un mismo país.
“Compárense el campesino de Bihar, el trabajador de una fábrica de Mumbai y el programador de Bagalore. Viven en mundos diferentes pero en la misma India”.
Resulta interesante pensar en este aspecto del progreso y observar las diferencias en un mismo territorio, así como la adaptación de los diferentes seres que viven en él.
¡Hasta la próxima!
Per afirmar que els humans hem millorat com a espècie, caldria definir que s’entén per “millorar” o quins aspectes de la condició humana són els que han millorat.
És evident que, en general, els humans actuals viuen millor que no ho feien els de fa deu mil anys i fins i tot que els de fa cent anys (l’esperança de vida gairebé s’ha duplicat).
Com tu dius, “no todo el mundo alcanzará la tercera ola de riqueza a la vez”. Jo hi afegiria que en el món hi ha persones que ni tan sols han assolit les dues primeres onades.
Per altra banda, ser més rics ens fa “millors” com a espècie? Veient les coses que passen pel món, de vegades penso que potser seria millor una mica menys de riquesa i una mica més de seny.
Hola lectora corrent
gràcies pel teu comentari que és ben encertat. Això que poso sobre el llibre dels Toffler no deixa de ser un mínim comentari subjectiu, ni tan sols pretén ser un resum perquè m’allargaria innecessàriament. Ells donen resposta a algunes de les puntualitzacions que fas.
No, ser més rics no ens fa millors, però tenir més coneixement probablement sí.
una abraçada